Unos 4.500 invitados han asistido esta mañana al funeral de Estado de Nelson Mandela en la localidad de Qunu, en la pobre provincia de Eastern Cape. Finalmente, su amigo el arzobispo emérito de Ciudad del Cabo y uno de los activistas anti apartheid
más destacados, Desmond Tutu, ha venido al último adiós después de que
ayer anunciara que causaría baja y el posterior aclarado del Gobierno.
El día se ha levantado soleado y con bancos de niebla sobre esta pequeña
aldea encima de suaves laderas verdes en la que Mandela se crió y
volvió a pasar temporadas vacacionales una vez cumplió 27 años de
prisión y fue liberado, en febrero de 1990.
Sudáfrica, como dijo Zuma la noche que anunció la muerte, se ha quedado un poco huérfana al perder al “padre” de la nación y al héroe. DEP
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